El alacran voyerista

Después de una extraña noche, donde me costó conciliar y mantener el sueño debido a un dolor de cabeza, me desperté hoy un poco atarantada.
Traté de relajarme mientras me bañaba; cuál sería mi sorpresa al encontrar en la toalla con la que me estaba secando un alacrán, que estaba quietecito pero ya con la cola levantada y lista para atacar.
Sacudí varias veces y con mucha fuerza la toalla para verificar que no hubiera algún otro bicho allí escondido, me envolví como pude y salí corriendo del baño. Afortunadamente mi hermana todavía no se iba a trabajar y acudió a ayudarme, pues yo no tenía armas para defenderme puesto que cuando salgo de mi recámara rumbo al baño no acostumbro usar zapatos. Así que ahora que lo pienso el espectáculo de verme salir corriendo como loca del baño, toda mojada y gritando "un alacrán" ha de haber resultado gracioso.
Es la segunda vez en unos cuantos meses que me encuentro frente a frente con un alacrán y hay de dos sopas: dejo de vivir en zona rocosa o ya termino de pagar de una vez por todas mi karma con los alacranes.
Lo bueno es que una vez más me salvo de una picadura así.