Espejo

Cuando pensé que se calmarían las cosas después de la caótica semana pasada, ayer me tomaron por sorpresa. Había ido a cenar y ahora si me fui con toda la calma y precaución de que soy capaz.
Llego al restaurante, dejo las llaves en el valet parking y me meto a esperar a que nos asignen mesa. Estábamos en la sala de espera platicando cuando de repente llega el encargado del estacionamiento junto con el gerente del restaurante. Se dirige a mí y se presenta con la cortesía que antecede a una disculpa. No escuché todo lo que me dijo, sólo que había ocurrido un percance con mi coche en el estacionamiento. Salímos lo más rápido posible para ver qué había pasado.
Resulta que un señor no quiso dejarle las llaves de su coche al valet y se estacionó solo, pero como los espacios son tan reducidos, a la hora de acomodarse le pegó a mi espejo del lado del copiloto y éste se cayó.
Muy decente se comprometió a pagar los daños y a que me arreglaran mi espejo, si no en la agencia, en algún lugar confiable. Ahora ando con mi espejo a medio caer, esperando a que me avise en dónde y a qué hora nos veremos para arreglar el desperfecto.

Luego les comento qué sucedió.