P.D. tu gato ha muerto

Si, también es el título de una obra de teatro y por poco se vuelve la verdadera postdata de un recado a mi hermana.
El domingo me desperté toda apachurrada (anímicamente hablando) y después de un rato de estar sentada a la orilla de la cama decidí levantarme. Lo primero que hice fue subir a alimentar a los gatos que generalmente al primer ruido que sus croquetas hacen se posan en la puerta a maullar desesperadamente. Esta vez no fue así. Sin prisa busqué sus platos mientras los llamaba pero ninguno de los dos respondía. Llené sus trastes con agua fresca y una vez terminado el ritual de alimentación me pareció muy extraño que no aparecieran.
Me asomé a las azoteas vecinas y en una de ellas veo al gato boca arriba, con el hocico abierto, rígido e hinchado. Las lágrimas estaban a punto de salir de mis ojos mientras le llamaba por su nombre para ver si mis desesperados gritos lo levantaban de su sueño eterno. En una de esas grité más fuerte y veo a mi gato correr hacia mi desde otra azotea. El gato que había visto no era el mío, era el de los vecinos de enfrente que es fiel copia del mio.
De todas formas me pregunté qué haríamos con el cadáver del gato de los vecinos pues seguro al paso de los días empezaría a oler bastante mal. En lo que se me ocurría algo entré a la casa y al salir 20 minutos después me asomo a ver de nuevo al gato muerto y me doy cuenta que el muy comodino estaba dormido! Ahora estaba dormido en otra posición y fue allí cuando me percate que no era que estuviera hinchado por la descomposición, sino gordo porque le quita la comida a mis gatos.