Labios de cereza

Yo iba a una secundaria que parecía más un reclusorio que una institución de enseñanza. No nos dejaban llevar una chamarra adicional al uniforme ni siquiera porque estuviera helando, no podíamos entrar si no teníamos la credencial, ni tampoco podíamos amarrarnos el suéter en la cintura y obviamente no nos dejaban maquillarnos, entre muchas otras cosas que ya no recuerdo.
Un día de invierno se me ocurrió la feliz idea de ponerme el bálsamo protector para labios resecos que me había comprado mi mamá que era un labello de cereza pues hacía mucho frio y mi piel se reseca con facilidad. A la hora del descanso me llevaron a la dirección porque "tenía los labios pintados" Traté de explicarle a la trabajadora social que no era maquillaje sino un protector de labios resecos, que tal vez si dejaba un poco rojos los labios, pero no era para tanto. Le importó un carámbano.
Como castigo, me pusieron junto con los demás "infractores" del día a recoger la basura del patio. Fue un horror.
El fin de semana me acordé de esta anécdota porque de nuevo se me resecaron los labios y me compré un labello de fresa. Me lo puse minutos antes de ver a mi novio y éste me dijo: ¡Te pintaste los labios!
Con eso entendí el por qué me habían llevado a la dirección en aquella ocasión.