
Ya había visto esta exposición en internet gracias a que Cinefilobo me pasó el link, pero quise aventurarme a verlas en vivo y valió mucho la pena. Me dio gusto ver que había mucha gente visitando la exposición y luego se pasaban al museo (cosa que también yo hice...mi reflejo lo comprueba)

Se veía que la mayoría iban por voluntad propia, no obligados por un maestro que amenazaba con reprobarlos.

Luego fuimos caminando al zócalo y aprovechamos para comer en uno de esos restaurantes que ofrecen una vista panorámica de la plaza. La comida no era muy buena, pero la vista valía la pena.

¡Fue un buen domingo familiar!
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